Tras las leyendas de los marineros sobre batallas aterradoras entre cachalotes y calamares gigantes, yace un profundo interrogante sobre la evolución: ¿Cómo desarrollaron las ballenas los sonares submarinos necesarios para perseguir y atrapar a los calamares en las oscuras profundidades del mar?. Una investigación parece haber desvelado el enigma.
Dos biólogos especializados en evolución, de la Universidad de California en Berkeley, explican que las ballenas consiguieron sus sonares de la misma manera en que los murciélagos desarrollaron los suyos para perseguir a los insectos que volaban en la oscuridad. Las ballenas dentadas desarrollaron inicialmente sus sonares para perseguir a calamares nadando en la superficie durante la noche.
Debido a que los calamares migran a aguas más profundas y oscuras durante el día, las ballenas dentadas finalmente perfeccionaron un sistema muy potente de ecolocalización que les permite seguir al calamar en su descenso hacia ese hábitat, «el frigorífico de las profundidades, donde el alimento está disponible, en cualquier momento del día o de la noche durante toda la semana», como lo describe el biólogo evolutivo David Lindberg, quien ha llevado a cabo el estudio junto con Nick Pyenson.
Todas las ballenas dentadas emplean la ecolocalización. Muchas especies bucean más allá de los 200 metros de profundidad, donde la luz solar se extingue dejando paso a la oscuridad. La mayor de las ballenas dentadas, el cachalote, crece hasta 18 metros de largo y bucea hasta 3.000 metros de profundidad en su búsqueda de calamares.
Las primeras ballenas entraron en el mar procedentes de la tierra unos 45 millones de años atrás, y, aparentemente, no poseían ecolocalización.
Los primeros indicios de esta capacidad aparecieron hace unos 32 millones de años, una época, en la que, presumiblemente, las ballenas ya se habían esparcido por todos los océanos.
Pero, ¿cómo supieron las ballenas que existía una gran fuente de alimento en las oscuras profundidades? ¿Cuáles fueron los pasos intermedios evolutivos que las llevaron a buscar comida ahí abajo?
En la época en la que las ballenas desarrollaron los biosonares, los nautiloides eran muy abundantes en los océanos. Lindberg y Pyenson sugieren que las ballenas primero se las arreglaron para seguir a estos animales de concha dura en la superficie durante la noche, haciendo rebotar sobre éstos los sonidos que ellas emitían. Esto les daba una ventaja sobre las ballenas que sólo se valían de la luz de la luna o de las estrellas. Esto habría predispuesto a las ballenas a seguir a los cefalópodos en su migración diurna hacia las profundidades oscuras.
Al pasar los milenios, las especies de cefalópodos en general, y específicamente las especies de cefalópodos con conchas, disminuyeron al aumentar las especies de ballenas. Esto fue causado posiblemente por la depredación llevada a cabo por las ballenas. Luego, hace unos 10 millones de años, las ballenas con su depredación al parecer ahuyentaron a los nautiloides de mar abierto hacia los arrecifes protegidos. El descenso en la diversidad de nautiloides obligaría a las ballenas a perfeccionar su sonar para cazar calamares, de cuerpo blando, durante su migración hacia las profundidades.
Las ballenas no necesitaban un sistema de sonar muy sofisticado para seguir a los nautiloides, gracias a la fácil detección de las conchas duras de esas criaturas. Fue sólo después cuando desarrollaron un sistema complejo con una mejor resolución, para capturar a los calamares, de cuerpo blando.
Las ballenas y los murciélagos son ejemplos notables de una evolución convergente para sacar provecho de fuentes no explotadas de alimento.
Via Bajoelagua.com¼/p>
Jesús Ampueda
Hace unos 20 años un científico descubrió que las ballenas podían comunicarse a largas distancias. ¡Inclusive desde un océano a otro!. Su teoría establecía que estos grandes mamíferos utilizaban unas corrientes submarinas que, debido a ciertas condiciones de temperatura y presión, se convertían en especie de «líneas de comunicaciones» tal como hacíamos de niños al hablar por los tubos de la estructura de un parque infantil. Esta teoría fue desmentida de inmediato por las autoridades gubernamentales de USA y el científico fue objeto del descrédito. Lo que sucedió en realidad es que se colocaron unas especie de boyas submarinas con micrófonos en donde estaban estas corrientes, y así se detectaba el tránsito de los submarinos rusos. de esta manera, cada vez que uno de estos aparatos bélicos cruzaba una de estas corrientes podía ser detectado hasta desde otro oceano, tal cual cuando cruzamos por la puerta de una ascensor. No fué sino hasta despues de La Guerra Fría que el gobierno reconoció haberle «robado» la teoría al desacreditado hombre y pidió disculpas al científico dando como excusa que en aquellos tiempos si se daba a conocer su descubrimiento, también quedarían expuestos los micrófonos submarinos que eran de interes estratégico para los EEUU.
¡¡¡Imagínense la arrech%&%*Ç del pobre hombre!!!!